La declaración de ‘El Ratón’ confirma el inicio de su traición hacia el Cártel de Sinaloa y otros posibles implicados.

Ovidio Guzmán apenas se movía mientras la jueza leía, paso por paso, los detalles de cómo negoció su acuerdo de culpabilidad con Washington, una de las mayores traiciones al Cártel de Sinaloa por parte de uno de sus integrantes de mayor rango.

Con audífonos puestos y atendiendo a cada gesto o señal que le hacía su abogado, El Ratón, como le decían sus secuaces cuando formó parte de la célula de Los Chapitos, puso toda su confianza en su representante y la fiscalía, quienes le decían paso a paso qué hacer.

¿Cómo transcurrió el juicio?
Ese 11 de julio de 2025, el primero en llegar al doceavo piso de la Corte de Distrito para El Norte de Illinois fue Jeffrey Lichtman, el abogado de Ovidio Guzmán. Después algunos fiscales adjuntos.

Tuvieron un pequeño encuentro y luego esperaron pacientes un par de horas hasta que llegó el momento: en la sala de la jueza Sharon Johnson Coleman apareció El Ratón, heredero de El Chapo Guzmán, listo para formalizar su negociación con la fiscalía estadunidense.

El Ratón, quien es reconocido por la camisa casual que vestía cuando lo arrestaron por primera vez en Culiacán, Sinaloa, en 2019, ahora lucía un overol naranja con manga corta de prisionero, con una playera blanca debajo. Con cabello y barba color negro, recortados, y unos lentes oftálmicos, el mexicano fue colocado de pie por más de una hora frente a la jueza.

Ovidio permaneció con cadenas en los pies durante el transcurso de la audiencia, custodiado por seis elementos del Servicio de Marshals de Estados Unidos, que además, se hicieron cargo de la seguridad durante el procedimiento.

​​Inicia la declaración

Con los reporteros en los asientos del jurado y los del público casi llenos, la jueza inició formalmente con los procedimientos que eran traducidos en español a Ovidio Guzmán, a través de sus audífonos.

—“¿Cómo está hoy, señor Ovidio?”
—“Bien”—, respondió el mexicano.

—“¿Qué edad tiene?”, “¿cuál es su principal lenguaje”, “¿usted habla inglés?”—, preguntó la jueza.

—“35”, “español”, “sí, un poco”—, respondió El Ratón, siempre atento a la traducción y a los gestos de su abogado.

Después, la jueza comenzó a ser más insistente en si el mexicano estaba consciente y competente para hacer lo que estaba a punto de hacer.

—“¿Toma algún medicamento?”—, insistió Johnson.
—“Sí, pues por depresión.”
—“¿Ha visto a algún psiquiatra?”—, insistió la jueza.
—“Sí (…) lo vi en octubre”—, comentó Ovidio.
—“Y ¿Cuándo fue la última vez que tomó medicamentos?”—, añadió Johnson.
—“Hoy en la mañana”—, aclaró Ovidio Guzmán.

Una vez que la jueza estuvo satisfecha, dio la palabra al fiscal Andrew Erskine, quien leyó ambas acusaciones en contra de El Ratón: la principal, en el estado de Illinois, y la que fue transferida directo de Nueva York, que además de incluir cargos similares, señalaba al acusado de traficar fentanilo a los Estados Unidos

“El acusado se declarará culpable del cargo número uno y el cargo número dos del caso del Norte de Illinois y del cargo número uno y del cargo número dos del caso del Sur de Nueva York”, dijo el fiscal.
Así, los cargos finales que aceptó el hijo de El Chapo fueron: conspiración para poseer y distribuir cocaína, heroína, mariguana y metanfetamina y participar en una empresa criminal continua por el caso de Chicago, Illinois, y participar en una empresa criminal continua y conspiración internacional para traficar fentanilo por el caso de Manhattan, Nueva York.

“En caso de haber ido a juicio, la evidencia hubiera demostrado que operaba con afiliación junto a traficantes de drogas y lavadores de dinero del Cártel”, aseguró el fiscal Erskine, “Guzmán López actuó como operador logístico.”

Y así, uno a uno, Ersikne narró la historia de El Ratón y de Los Chapitos, desde cómo conseguían cocaína y precursores químicos en Sudamérica, cómo los transportaban a territorio mexicano en vehículos, aeronaves y lanchas.

Expuso cómo sintetizaban drogas en suelo mexicano; las enviaban para cruzar la frontera norte; las distribuían y, finalmente, cómo lograban tener las ganancias de regreso: “en efectivo, transferencias, comercio de bienes e incluso criptomonedas.”

—“¿Admite haber participado en la distribución de grandes cantidades de droga, incluyendo fentanilo?”—, preguntó por última vez la jueza a Ovidio Guzmán.

—“Sí”—, insistió el heredero de El Chapo.

“El acusado, además, acordó el decomiso de 80 millones de dólares como parte del acuerdo”, acotó el fiscal Erskine.

Poco después, el funcionario estadunidense soltó la bomba.

“El acusado también forma parte de una previsión de cooperación (…) un acuerdo de cooperación o asistencia para cooperación o testimonio”, explicó Erskine.
¿Qué pasará con el caso?
Bajo esa premisa, el fiscal aseguró que si el acusado continúa entregando información útil a la fiscalía, es decir, asistencia sustancial que permita construir casos y enjuiciar personas, el gobierno estadunidense está preparado para presentar una moción bajo un par de reglas procesales que permitirían solicitar a la corte una disminución en la sentencia del mexicano.

El acuerdo, firmado personalmente por Ovidio Guzmán y su abogado, confirma la traición del joven de 35 años, quien además confirmó que solo estudió hasta el primer semestre de la universidad.

“El acusado está de acuerdo en que cooperará completamente y de forma verdadera en cualquier tema para el que sea llamado a tratar por algún representante de la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Norte de Illinois, la Oficina del Fiscal de los Estados unidos para el Distrito Norte de Nueva York y la Sección de Narcóticos y Drogas Peligrosas del Departamento de Justicia (colectivamente conocidas como las oficinas)”, detalla el acuerdo.
“Esta cooperación debe incluir el proveer información completa y verdadera en cualquier investigación y preparación previa a un juicio y un testimonio completo y verdadero en cualquier audiencia criminal, civil o administrativa”, concluye.
Entonces se escucharon los cuatro “culpable”, las palabras que formalizaron la traición del primer hijo de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, que ha sido sometido a proceso en territorio estadunidense.

“Acepto las declaraciones de culpabilidad, así que la declaración ha sido presentada (…) mientras tanto, permanecerá en custodia de los Estados Unidos”, apuntó la jueza, quien determinó que el mexicano vuelva a la corte en seis meses, sin una fecha exacta, para conocer qué será de él por el resto de sus días.

Fuente: Milenio